Bajo El Desamparo Los Árbitros Y Anotadores De Béisbol Dominicanos

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La zafra languidece de forma paulatina dejando a los jueces sin recoger su cosecha más productiva durante el año. El Covid 19, que con dureza golpea a todos, ha provocado que los árbitros y anotadores que por tradición laboran en los torneos de la Dominican Summer League, muchos de ellos hayan tenido que cambiar el cantar bolas y strikes, así como guardar los aperos por dedicarse al concho y realizar otros oficios fuera de su profesión.

 

Sí, el virus también le ha “tumbado el pulso” a la DSL, el más grande laboratorio de peloteros hacia las Grandes Ligas y que por primera vez desde su apertura en 1985 ve como su campeonato presenta un receso forzado producto de las embestidas de este enemigo que ha tentado con la tranquilidad y vida cotidiana de la humanidad.

 

Debido a esta pandemia, un grupo de unos 120 árbitros y anotadores que laboran en los partidos de béisbol de esta entidad en la actualidad no cuentan con un trabajo fijo y han tenido que echar mano a cualquier oficio para poder subsistir junto a su familia. Ninguno de ellos están inscritos en los diferentes programas de ayuda gubernamental y ni siquiera opciones para estar en la tómbola tuvieron. “Muy mal que la están pasando, ya la mayoría ha agotado los pequeños recursos que quizás tenían ahorrado y tienen que buscárselas como puedan”, dijo apenado Orlando Díaz, presidente desde el 2007 de la entidad beisbolera.

 

Para ellos ha sido una especie de golpe mortal, pues producto de sus labores en los partidos de la Dominican Summer League muchos de ellos se llevan hasta los 35 mil pesos quincenales a la sazón de ingresos por encuentros de 3,500 pesos diarios a los que laboran en el pentágono y 2,890 a los que trabajan en las demás bases, en tanto los anotadores ganan 2,800 pesos por choque. Esto es un poco menos que los percibidos por los auxiliares de la Liga Dominicana de Béisbol, que devengan unos 3,900 pesos cuando laboran en el pentágono y 3,500 cuando lo hacen en las demás bases.

 

“Este virus ha golpeado muy duro a todos y muchos de nuestra clase ha tenido que hacer cualquier oficio en el marco de la decencia para poder seguir adelante, pues en estos momentos no pueden trabajar en softbol, ni en ninguno de los programas en los cuales con frecuencia lo hacen”, explica Díaz.

 

Algunas ayudas muy escasas provinieron de Visión Mundial, el movimiento que dirige Alberto Rodríguez y Rolando Reyes. Santos Silvestre, veterano árbitro con 22 años en la DSL y 17 que permaneció en Lidom, posee el rango de teniente de la Policía Nacional, tiene un pequeño negocio de puertas y ventanas, además de recibir el soporte de varios de sus hijos que ya son profesionales, quizás no sienta tanto el peso de la escasez económica, pero Félix Leguisamo, Benedicto de los Santos, Pablo Castro tuvieron que guardar los aperos y dedicarse al concho.

 

Sucre Reyes, anotador de varios años, no lo pensó dos veces y aceptó la invitación de un amigo para laborar como vendedor en una tienda de repuestos, oficio que ha venido a suplir la falta de labores como anotador. De catastrófico externó Eliu Reyes, veterano anotador la situación existente, mientras que Félix Tejeda, auxiliar también de extensa trayectoria sostuvo que ha sido devastador y que la clase ha sido sumamente golpeada.

 

En el caso de Tejeda, sus 20 años como árbitro en la Liga de Béisbol y unos 18 en que laboró en la DSL le permitió tener unos pequeños ahorros, empero estos durante la pandemia se ha ido agotando. Tejeda es un sargento mayor pensionado de la Armada Dominicana que en la actualidad se sostiene de su pensión y lo que ha podido guardar de su único trabajo. “muchas personas solo se acuerdan de la existencia de los árbitros cuando cantan una jugada que no les favorece, es decir siempre es por algo mal”, Expreso Tejada

 

Israel Romero, residente en San Pedro de Macorís sostiene que la situación ha estado tan crítica que en par de ocasiones tuvo que moverse desde esa provincia hasta la localidad de Punta en que está ubicado el estadio de Epifanio Guerrero.

Por: Pedro G. Briceño, Listin Diario